Introducción
La invaginación intestinal en adultos es una situación infrecuente que se caracteriza por dolor abdominal intermitente, obstrucción y hematoquecia[1]. La localización más común es en intestino delgado, seguida de la ileocólica y de la colocolónica. Los lipomas son los tumores benignos gastrointestinales más frecuentes, localizándose a nivel ileal y con una mayor incidencia entre la 5º-6º década de la vida. Generalmente son de pequeño tamaño y asintomáticos, aunque cuando sobrepasan los 4 cm pueden dar síntomas tales como sangrado gastrointestinal, dolor abdominal o alteraciones del hábito intestinal[2]. Una de estas manifestaciones es la invaginación intestinal ilecólica, cuadro clínico que describimos a continuación.
Caso clínico
Se presenta paciente de 48 años que consultaba por dolor abdominal de tres meses de evolución en fosa iliaca derecha, de tipo cólico, con distensión abdominal y deposiciones diarreicas intermitentes asociadas que solían ceder a los dos o tres días del inicio del dolor. Asociaba astenia con pérdida ponderal de 12 kilogramos. Se inició estudio ambulatorio, efectuándose colonoscopia completa con hallazgo de neoformación pediculada con patrón JNET 2b[3] a nivel cecal, de la cual se toman biopsias siendo estas inconcluyentes. Presentó episodio de mayor dolor abdominal refractario a analgesia, con deposiciones sanguinolentas motivo por el cual acudió a Urgencias. Se efectuó tomografía abdominal que informaba de invaginación ileocólica en cuyo extremo distal existía una lesión intraluminal de 5 centímetros de aparente densidad grasa (Figura 1). Analíticamente destacaba una leucocitosis con mínima neutrofilia y elevación de Proteína C reactiva.
Se decidió intervención quirúrgica urgente, evidenciando intraoperatoriamente dicha invaginación (Figura 2) y realizándose una hemicolectomía derecha. El resultado anatomopatológico diferido informó de pólipo mesenquimal benigno (lipoma) localizado en la submucosa de la válvula ileocecal como responsable de la invaginación.
Discusión
La invaginación intestinal es la introducción telescópica de una porción del intestino en otro generalmente distal, siguiendo los movimientos peristálticos del intestino[4]. A diferencia de la edad pediátrica, donde la etiología de la invaginación intestinal es idiopática en el 90% de los casos, en los adultos se evidencia una causa en el 70-90% siendo esta los tumores benignos (37,4%), seguida de los tumores malignos (32,9%) y la etiología idiopática (15,1%). Los lipomas submucosos suele ser solitarios, de tamaño variable y son causa infrecuente de invaginación intestinal en el adulto. La dificultad en su diagnóstico radica tanto en su escasa incidencia como en la escasa clínica, dependiente de su tamaño, ya que síntomas como dolor abdominal, rectorragia u obstrucción son comunes a otras etiologías. Para su diagnóstico, es fundamental una prueba de imagen previa, siendo de elección la tomografía abdominal, ya que la ecografía puede mostrarnos únicamente dilatación de asas de intestino, sin un claro punto de cambio de calibre.
Tal y como recientemente publicaba Serrano et al[5], el lipoma submucoso suele crecer protruyendo hacia la luz intestinal facilitando conforme va aumentando de tamaño la aparición de sintomatología casi siempre de tipo obstructivo. En dicho artículo se presenta un cuadro de invaginación también debido a lipoma, a nivel yeyuno-yeyunal, que requirió de tratamiento quirúrgico. Coincidimos en que el tratamiento de elección ante una invaginación irreductible es la cirugía con resección intestinal[6] permitiendo su estudio anatomopatológico para descartar procesos neoplásicos, que debe ser siempre la sospecha clínica[7], ya que es frecuente que estos puedan que actuar como eje de la invaginación tanto a nivel ileocecal como colocolónica.